Mayo 28
Los treinta ya despuntan con la aurora,
en mayo, la ocasión, mejor sería;
bendito sea el Señor por ese día,
ese mes, ese año y esa hora
Aquel momento, la caricia no demora,
de esa mujer, entre el llanto y la alegría;
te agradezco, señor, la madre mía;
reina de reinas, esa gran señora.
Y aquel hombre, de la vida, guerrero;
en mis venas su sangre, y su trabajo
que ocupara en su ser lugar primero.
A contemplar el mundo Dios me trajo
para luchar en él con gran esmero;
y ser un triunfador, no estar abajo.
Los treinta ya se acercan sin medida;
se oyen sus pasos, no se sienten lejos;
no celebramos Nos volvemos viejos,
gracias a Dios, un año más de vida.
Su bendición en mi existencia va esculpida;
buscando ser de la alegría reflejo,
aunque se opaque algunas veces el espejo
no permito que se ahonde alguna herida.
A mis treinta hay en la vida gente amable
que señala el camino, cual profeta;
mi Angel y Esperanza inquebrantable
En la búsqueda, dorada, de una meta.
Voy, en el tiempo, esgrimiendo el sable
que es mi pluma juvenil de buen poeta.
Bucaramanga, mayo 2006
LISANDRO
Lisandro Velandia Corzo, nacido el 28 de mayo de 1976 en Bucaramanga, Santander; Técnico en sistemas y diseño Web de profesión; poeta por vocación. Esposo de Esperanza Rojas y padre de María Angélica; fuentes de inspiración de muchos de sus poemas.
Poesía inspirada en la casa paterna, la familia, el entorno social; no tiene rebuscamientos técnicos y llegan fácilmente al lector desprevenido.
Miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl, conferencia “Amigos de los Pobres” desde 1991. Participante ocasional de Debut Lírico, La magia de lo inédito.
Escritor del libro Huellas de Esperanza (2005) y Regreso a casa (2016) declamador de tiempo completo.
TESTAMENTO
Yo quiero no morir… pero para la historia,
Mi vida y mis poemas trasciendan la memoria
De aquel que, alguna vez, compartiera conmigo;
De aquel que, alguna vez, se sintiera mi amigo.
El día ha de llegar, se desconoce cuando,
Que tarde pueda ser, a Dios estoy rogando;
También que sea mi vida solo para alegría,
En sus manos coloco mi ser y mi poesía.
Y al llegar el momento, por muchos no esperado,
Que su paz sea mi paz, para estar a su lado;
Que lo hecho en la tierra sea para su grandeza
Y así, ya, frente a frente contemplar su belleza.
A nadie dejo nada, pues eso es lo que tengo,
A dejar mis mensajes al mundo es lo que vengo;
Y no llevo de odios ni rencores un tris,
El destino del hombre es solo ser feliz.
Mi corazón bohemio lo dejare a la ciencia,
En todos mis poemas viajara mi presencia;
Busque dejar tatuado en muchos corazones
Añoranzas, locuras, delirios y pasiones.
Tal vez haya tristeza rondando entre los míos;
Pero siempre, en su cause, hacia el mar van los ríos;
Y opacara el dolor de la terrible ausencia
Mi hija y mis poemas, serán mi trascendencia.
Llevara por doquier mi esencia y mi costumbre,
Siempre de mi orgullosa, aun su vida en la Cumbre;
Su amor caudaloso, ardiente, como una llamarada
Será siempre compañía de mi mujer amada.
Desfilen mil poemas ante el cuerpo sin vida,
Como honra al poeta no como despedida;
Después de algún rosario, sean mis versos testigos
En la voz de mi gente, de mis buenos amigos.
Y en aquel camposanto, tras piedra de cemento,
Alguien le de lectura a, este, mi testamento;
Y se escriba al sellarla, Dándole a Dios la Gloria
“YO QUIERO NO MORIR, PERO PARA LA HISTORIA”
Bucaramanga, Marzo de 2011